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viernes, 4 de diciembre de 2020

DESHUMANIZACIÓN: COMO LAS MASCARILLAS DESCONECTAN LA CONSCIENCIA Y NOS VUELVEN ESTÚPIDOS


“En mi estudio de las sociedades comunistas, llegué a la conclusión de que el propósito de la propaganda comunista no era persuadir o convencer, no informar, sino humillar; y por tanto, cuanto menos se corresponda con la realidad, mejor. Cuando las personas se ven obligadas a permanecer en silencio cuando les dicen las mentiras más obvias, o peor aún, cuando se ven obligadas a repetir las mentiras ellos mismos, pierden de una vez por todas su sentido de probidad. Aceptar las mentiras obvias es, de alguna manera, volverse malvado uno mismo. La posición de uno para resistir cualquier cosa se erosiona, e incluso se destruye. Una sociedad de mentirosos castrados es fácil de controlar". Theodore Dalrymple

Por Patrick Fagan

En el análisis de Joost Meerloo sobre las confesiones falsas y los regímenes totalitarios, The Rape of the Mind, acuña una frase para el "embrutecimiento" de la resistencia crítica: el menticidio. “En el régimen totalitario”, escribió, “la mente dubitativa, inquisitiva e imaginativa tiene que ser suprimida. Al esclavo totalitario sólo se le permite memorizar, salivar cuando suena la campana".

Las mascarillas faciales te hacen sugestionable; te hacen más propenso a seguir la dirección de otra persona y hacer cosas que de otro modo no harías.

El hombre neolítico tuvo un problema similar al tratar con su ganado. El éxito del Homo sapiens se ha basado en gran medida en el ganado: sus productos lácteos, carne, cuero y estiércol. Sin embargo, el antepasado de la vaca, el uro, era una bestia muy diferente. Era rápido, agresivo y peligroso, difícilmente propicio para ser acorralado en canales predecibles de comportamiento. Entonces, hace unos 10.500 años, el hombre comenzó a criar deliberadamente los uros más dóciles para la domesticación.

La palabra clave aquí es dócil, que proviene del latín docere, que significa “enseñar” (como lo hace, digamos, 'doctorado' y 'documento'). Ser dócil significa ser obediente y seguir órdenes, lo que significa someterse a un sistema de pensamiento.

Mientras que los animales, sin embargo, por lo general necesitan ser criados para tener un nivel más alto de razonamiento para que se les enseñen comandos, los seres humanos, que ya son bastante inteligentes, necesitan ser tontos. No desobedecerás una orden si no tienes la capacidad cognitiva para cuestionarla. Esto es particularmente pertinente para el buen funcionamiento de un sistema mundial moderno que se basa en millones de almas individuales, cada una con su propia historia de vida y perspectiva matizada, pensando y actuando de la misma manera.

La literatura empírica ha demostrado que el cumplimiento y la sugestión están relacionados negativamente con la inteligencia (p. Ej., Gudjonsson, 1991). En la psicología del consumidor, existe incluso una técnica llamada "interrumpir y luego reformular": primero engañe a las personas y es más probable que compren lo que usted vende (Davis y Knowles, 1999). En última instancia, el denominador común para aumentar la sugestión es desconectar la función ejecutiva en la corteza prefrontal, inhabilitando el superyó, la conciencia, el monólogo interno. Sin Pepito Grillo en su hombro, Pinocho nunca se habría convertido en un niño de verdad, siempre habría sido un títere. La sociedad moderna está plagada de cosas que nos vuelven igualmente tontos (literalmente, incapaces de hablar).

El efecto de la televisión, por ejemplo, como escribió Meerloo, es "captar la mente directamente, sin dar tiempo a las personas para una conversación dialéctica y tranquila con sus propias mentes". El efecto irracional y adormecedor de la comunicación visual ha sido reconocido a lo largo de la historia. No en vano las religiones hablaron de la palabra de Dios y prohibieron las imágenes esculpidas.Los estudios empíricos  muestran que ver televisión te vuelve estúpido tanto a corto como a largo plazo (Hoang et al., 2016; Lillard & Peterson, 2011). Esto por no hablar de la pornografía, que ahora es consumida por el 98% de los hombres, pero se sabe que inhibe la parte del cerebro que se ocupa de la conciencia, la corteza prefrontal (Kuhn y Gallinat, 2014).

Al pasar del circo al pan, el alcohol, por supuesto, reduce la función cognitiva a corto plazo (Hindmarch y Sherwood, 1991). Incluso a niveles moderados de consumo, acelera el deterioro cognitivo en la vejez (Topiwala et al., 2017). La comida chatarra, asimismo, dificulta pensar a corto plazo (Barnes & Joyner, 2012) y daña la capacidad cognitiva a largo plazo (Reichelt & Rank, 2017).

El fluoruro se agrega al suministro público de agua en varios países del mundo, aparentemente para reducir la caries dental. Sin embargo, la evidencia que respalda los beneficios dentales del agua fluorada es escasa, mientras que muchos estudios han demostrado que puede dañar la estética dental a través de la fluorosis (McDonagh et al., 2000). Muchos más estudios han encontrado que el agua fluorada reduce la inteligencia de la población (por ejemplo, Borman & Fyfe, 2013; Green et al., 2019; Lu et al., 2000; Rocha-Amador et al., 2007; Wang et al., 2008 ).

VEA NUESTRO INFORME ESPECIAL SOBRE FLÚOR: EL VENENO ACUMULATIVO QUE CONSUMIMOS CADA DÍA (En nuestro Blog eliminado, puede tardar unos segundos) 


Lo que nos lleva a las máscaras faciales.

Ahora se pueden agregar máscaras faciales a la lista de mandatos que lo vuelven estúpido. Aquí están los hechos sobre por qué absolutamente, categóricamente, no debes usar una mascarilla. Te hacen sugestionable; te hacen más propenso a seguir la dirección de otra persona y hacer cosas que de otro modo no harías. En resumen, desconectan su función ejecutiva: su conciencia.

Un gran ejemplo proviene de un estudio de Mathes y Guest (1976), quienes preguntaron a los participantes qué tan dispuestos estarían, y cuánto tendrían que pagar, para llevar un cartel por la cafetería de la universidad que dijera "la masturbación es divertida" ( siendo que en 1976, hacer tal cosa se consideraría vergonzoso; ¡en estos días probablemente te haría ganar un curso de crédito!). Los resultados mostraron que cuando las personas usaban una máscara, era más probable que llevaran el letrero y requerían menos dinero para hacerlo ($ 30 en comparación con $ 48, en promedio).

Mientras tanto, Miller y Rowold (1979) obsequiaron, a los que iban a pedir dulces de Halloween, un cuenco de bombones y les dijeron que solo podían tomar dos cada uno. Cuando los niños pensaban que no estaban siendo observados, se ayudaban a sí mismos. Los niños con máscara rompieron la regla y tomaron más chocolates, el 37% del tiempo, en comparación con el 62% de los niños no enmascarados. Los autores concluyeron que las máscaras "conducen a menores restricciones en el comportamiento".

El efecto se ha encontrado de manera similar en línea: el efecto de desinhibición en línea se refiere a la tendencia de las personas a actuar de manera antisocial cuando son anónimas en línea (Suler, 2004). Incluso hay un movimiento de trolls infame que se hace llamar Anónimo y usa una máscara como símbolo.

VEA NUESTRO INFORME: EL ORIGEN DE LA V DE LA VICTORIA, LA KABBALAH Y LEONARD COHEN

Los psicólogos describen los efectos desinhibidores de usar una máscara en términos de una suspensión de los mecanismos de control del superyó, permitiendo que los impulsos subconscientes tomen el control. Saigre (1989) escribió que enmascara los sistemas de defensa consciente "atajos" y fomenta la "regresión masiva" a un estado más primitivo; Castle (1986) escribió que las mascaradas del siglo XVIII permitían a los portadores de máscaras liberar sus impulsos hedonistas y sexuales reprimidos; y Caillois (1962) escribió de manera similar sobre los carnavales europeos enmascarados que implican actividades libidinales que incluyen “indecencias, empujones, risas provocativas, senos expuestos, imitación de bufonadas, una incitación permanente a la revuelta, banquetes y charlas, ruido y movimiento excesivos”. En el siglo XII, el Papa Inocencio III prohibió las máscaras como parte de su lucha contra la inmoralidad.

Desde una perspectiva de neuroimagen, se sabe que las máscaras inhiben la identidad y el control de los impulsos, ambos asociados con la función ejecutiva en la corteza prefrontal (p. Ej., Glannon, 2005; Tacikowski, Berger y Ehrsson, 2017). En otras palabras, las máscaras silencian al Pepito Grillo en el cerebro.

No es de extrañar que taparnos la boca nos "calle" psicológicamente. Los estudios han demostrado que la ropa tiene un efecto poderoso sobre cómo pensamos (o no), a través de un principio conocido como cognición envuelta: usar una bata de laboratorio mejora la función cognitiva (Adam & Galinsky, 2012), usar una bata de enfermera aumenta la empatía (López- Pérez et al., 2016), y el uso de marcas falsificadas aumenta la probabilidad de hacer trampa en una prueba (Gino, Norton & Ariely, 2010). De manera similar, en el mundo del lenguaje corporal, alguien que se tapa la boca con la mano es una señal de que está escuchando con atención: está listo para recibir información, no para cuestionarla.

Si bien ningún estudio ha analizado el efecto de las máscaras en el razonamiento verbal, es bastante seguro asumir que preparar un "callar" tendría un efecto cognitivo. Por ejemplo, los extrovertidos son menos dóciles que los introvertidos (Cohen et al., 2004; Gudjonsson et al., 2004); el desarrollo de la conciencia en los seres humanos está fuertemente ligado al del lenguaje (por ejemplo, Arbib, 2006); y el habla interna está altamente relacionada con las funciones cognitivas (Alderson-Day & Fernyhough, 2015). Fundamentalmente, el razonamiento verbal está fuertemente correlacionado con el razonamiento moral (por ejemplo, Hayes, Gifford y Hayes, 1998): no poder "hablar" hace que uno sea menos capaz de deducir lo que es un comportamiento moral e inmoral.

También hay una razón más básica por la que las máscaras pueden volverlo estúpido: disminuyendo el flujo de oxígeno al cerebro. Los velos faciales reducen la función ventilatoria a largo plazo (Alghadir, Aly y Zafar, 2012), y las mascarillas quirúrgicas pueden reducir la oxigenación de la sangre entre los cirujanos (Beder et al., 2008): lo crea o no, cubrirse la boca hace que sea más difícil respirar. Al revisar la máscara facial N95, un estudio de 2010 (Roberge et al.) concluyó que dentro de la máscara "los niveles de dióxido de carbono y oxígeno estaban significativamente por encima y por debajo, respectivamente, de los estándares ambientales del lugar de trabajo". Un estudio posterior a COVID encontró que el 81% de 128 trabajadores de la salud previamente en buen estado físico, desarrollaron dolores de cabeza como resultado de usar equipo de protección personal (Ong et al., 2020).

Las mascarillas no solo dificultan la respiración, además la evidencia de que incluso funcionan para detener la propagación del coronavirus, es limitada en el mejor de los casos. Una marca popular de mascarillas incluso lleva una advertencia en su empaque de que “no brindará ninguna protección contra COVID-19”; En cuanto a prevenir que los portadores propaguen la enfermedad, un metaanálisis encontró, por ejemplo, que de ocho estudios de ensayos controlados aleatorios, seis no encontraron diferencias en las tasas de transmisión entre los grupos de control e intervención (mientras que uno encontró que una combinación de mascarillas y lavado de manos es más eficaz, y el otro encontró que las máscaras N95 son más efectivas que las máscaras quirúrgicas estándar; bin-Reza et al., 2012). Las máscaras no quirúrgicas, como bufandas y telas, son casi inútiles (Rengasamy et al., 2010). Las máscaras pueden incluso no ser saludables.

El hecho de que las máscaras probablemente ni siquiera funcionen nos lleva a la razón final por la que usar una inculca la estupidez y el cumplimiento: a través de un bombardeo de mentiras, contradicciones y confusión, se limita la capacidad de razonar con claridad.


Como escribió Theodore Dalrymple:
“En mi estudio de las sociedades comunistas, llegué a la conclusión de que el propósito de la propaganda comunista no era persuadir o convencer, no informar, sino humillar; y por tanto, cuanto menos se corresponda con la realidad, mejor. Cuando las personas se ven obligadas a permanecer en silencio cuando les dicen las mentiras más obvias, o peor aún, cuando se ven obligadas a repetir las mentiras ellos mismos, pierden de una vez por todas su sentido de probidad. Aceptar las mentiras obvias es, de alguna manera, volverse malvado uno mismo. La posición de uno para resistir cualquier cosa se erosiona, e incluso se destruye. Una sociedad de mentirosos castrados es fácil de controlar".

El objetivo de las máscaras faciales no es proteger a los humanos, sino disminuir la humanidad, robarle a la gente su ego, su identidad y su autonomía. Las máscaras son usadas por villanos de películas de terror desechables y bailarines de fondo ignorables; hacen que la gente sea menos que humana.

La deshumanización rara vez va seguida de algo bueno. Las mascarillas son otro presagio preocupante de lo que está por venir, junto con un cambio radical en el discurso dominante.  

Es difícil predecir cómo girará la rueda de la vida en los próximos años, pero todas las señales apuntan a problemas. Durante los años de crisis de un ciclo generacional, solo se puede garantizar una cosa: la importancia de una mente clara. Con ese fin, permítase la dignidad, la identidad y el Logos de ser humano, y nunca, nunca use una máscara.

The Critic: "Las mascarillas te vuelven idiota"


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"EL OBJETIVO PRINCIPAL DE LA VACUNACIÓN NO ES LA SALUD" ADVIERTE DESTACADO CIENTÍFICO FRANCÉS

Philippe Guillemant es un físico francés que se graduó en la Ecole Centrale Paris y el Institut de Physique du Globe. Tiene un Doctorado en Física y tiene la capacidad de supervisar investigaciones. Trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS ), una de las instituciones de investigación más importantes del mundo, donde es Ingeniero de Investigación Hors Classe.

El científico exhorta a sacarse las máscaras definitivamente

Las máscaras te privan de tu mejor futuro porque te privan de tu conciencia.

El estado mental de quien usa continuamente la máscara le plantea un futuro de persona sumisa.

Alto al "argumento" de salud. Cada vez más estudios científicos demuestran que las máscaras no sirven de nada y que son, por el contrario, dañinas.

Al igual que no hay otro objetivo en la vacuna que el rastreo humano, no hay otro objetivo en la máscara que enseñarte a someterte.

El argumento de salud es falso, especialmente porque tenemos ampliamente los medios para curar el covid tan eficazmente como una gripe común.

El maldito transhumanismo necesita que pierdan conciencia para existir en el futuro. De algún modo o metafóricamente necesita zombis.

Esa es mi perspectiva y no les pido que me sigan.

El objetivo principal de la vacunación no es la salud.

El principal objetivo de la vacunación es lograr una estandarización del puerto de identidad digital por parte de cada ciudadano. De hecho se permitirá que el control de sus derechos de acceso a diferentes lugares (restaurantes, tiendas, estaciones, etc.) se haga de forma automática, lo que abrirá un enorme mercado, el de los objetos conectados, tan sabroso que resulta capaz de transformar a los informáticos en virólogos.

También permitirá la introducción de una moneda digital ya preparada para la eliminación gradual del efectivo.

 Hay dos casos a considerar:

 - Puerto de identidad digital no íntimamente ligado al cuerpo: teléfono móvil, pulsera, reloj, bolso, etc.

- Puerto de identidad digital íntimamente ligado al cuerpo: anillo, chip debajo de la piel, identificación genética, etc.

En el segundo caso será imposible, salvo cirugía, deshacerse de su identidad.

Al principio, solo se debe considerar seriamente el primer caso. Es solo cuando el uso de una identidad digital se normaliza por el hábito (de vivir de manera diferente) que surge naturalmente el segundo caso para reforzar la seguridad del uso.

A día de hoy, este puerto de identidad digital ya se realiza a través de nuestros móviles, pero no se hace ningún uso de él, salvo marginal como es el caso de la aplicación TousAntiCovid. Toda persona tiene derecho a entrar a cualquier tienda y a viajar sin necesidad de tener un portátil. Por otro lado, el trazado de movimientos que permite un móvil es muy tosco, estando su precisión entre 1 y 10 metros. Podemos considerar que por el momento tener un celular es inofensivo.

Todo esto podría cambiar con el control automatizado de vacunas y la generalización de objetos conectados a través de 5G e incluso desde 4G. En particular, el rastreo ya no se llevaría a cabo mediante GPS, sino mediante el análisis y triangulación de señales a través de los objetos circundantes y, en última instancia, será de 100 a 1000 veces más preciso a medida que evolucione la tecnología.

El puerto no vinculado al organismo de identidad digital, en un entorno poblado por objetos conectados (casas, automóviles, carreteras, ciudades, etc.) permitiría las siguientes recopilaciones de datos por parte de una IA:

 - Verificación de la autorización de acceso de los vacunados

- Control de velocidad y aparcamiento (coche conectado)

- Identificación de todo tipo de infracciones de conducción

- Identificación de personas con las que almorzamos

- Memorización de todos los viajes

- Cálculo tiempo de trabajo o tiempo de presencia…

- Detección de movimientos inusuales…

- Etc

Cabe señalar que ninguna ley podría impedir la implementación de los algoritmos correspondientes, sino sólo prohibir su uso.

Sin embargo, sería extremadamente difícil detectar que no se está haciendo tal uso. Solo se pudo hacer visible su uso, pero esto deja mucho margen para una explotación no reconocida, por ejemplo, por parte de una compañía de seguros donde el cálculo de derechos ya se realiza por computadora.

Ahora considere el segundo caso y amplíe la lista anterior:

 - Hogar inteligente (interacciones, comandos, diálogos ...)

- Análisis de actividades privadas (dormir, leer, hacer el amor ...)

- Seguimiento de la actividad de los niños

- Análisis de interacciones familiares - Análisis de

situación (descanso, actividad, caída…)

- Análisis de comportamiento (gesto brusco, actividad deportiva…)

- Detección y memorización de hábitos

- Etc

Ciertamente lo olvido, sabiendo que es difícil imaginar de antemano todo lo que la Cuarta Revolución Industrial podría inventar para nosotros. Aquí solo estoy hablando de un transhumanismo muy leve, casi aceptable, sin referirme a nada intrusivo como un chip en el cerebro, nanobots en nuestras venas o visión artificial conectada. Pero no hace falta decir que la aceptación de estas tecnologías intrusivas está condicionada a la aceptación del uso de la identidad digital.

La cuestión de saber si realmente entraremos en este nuevo mundo o no, dependerá, por tanto, del nivel de aceptación de la vacuna .

De hecho, es poco probable que obliguemos a todos los ciudadanos a llevar una identidad digital cuando viajen si el 50% de la población no está vacunada, porque no limitaremos la libertad de circulación en esta medida. Por otro lado, si solo el 5% de la población no está vacunada, es muy probable que entremos en este nuevo mundo.

Evidentemente, la realidad será mucho más compleja que esta simplificación binaria, que no tiene otro objetivo que concienciar sobre los problemas reales.

Entonces, repito, no estamos enfrentando un problema de salud con el virus. Este problema es insignificante frente a la elección de sociedad que tenemos ante nosotros, que una política de gobernanza global parece haber hecho ya en nuestro lugar.

Pero repito una vez más, mi opinión es que no entraremos en este nuevo mundo.

Por Philippe Guillemant

Guillemant. net 

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martes, 1 de diciembre de 2020

VUELOS INTERNACIONALES: "VACUNA" CONTRA EL CORONAVIRUS Y "PASAPORTE DE INMUNIDAD" SERÁN REQUERIDOS PARA 2021

En 2021, será muy probable que usted necesite una "vacuna" covid para tomar un vuelo. Si el año que viene quiere tomarse unas vacaciones, debería prepararse para lo que viene. 

Hace apenas unos días, el alto ejecutivo de la aerolínea más grande de Australia dijo que la prueba de la vacunación Covid-19 será "una necesidad" si quiere abordar vuelos internacionales en el futuro.

"Creo que será algo común que hablaremos con colegas de otras aerolíneas de todo el mundo", declaró Alan Joyce, director ejecutivo de Qantas, en una entrevista con Nine Network de Australia.

Joyce dijo que Qantas cambiará sus términos y condiciones. “Le pediremos a la gente que se vacune antes de que puedan subir al avión”, dijo. " Creemos que es una necesidad, para los visitantes internacionales que vienen y las personas que abandonan el país".

Es casi seguro que los directores de las principales aerolíneas estadounidenses lleguen a la misma conclusión.

En una comunicación con inversionistas en el mes de abril, Ed Bastien, director ejecutivo de Delta Air Lines, dijo que "haría los cambios necesarios en el modelo comercial", incluida la adopción de los llamados pasaportes de inmunidad si así lo requiere el gobierno de Estados Unidos.

En ese momento, Bastian dijo que si un pasaporte de inmunidad ayuda a otros pasajeros a sentirse más a gusto con sus compañeros de viaje, que así sea. "Será para su seguridad personal, no solo su seguridad física", afirmó.

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viernes, 27 de noviembre de 2020

CUANDO UNA MUERTE ES UN INSULTO


Por Antonio Caponnetto   

Difícil sintetizar en un par de líneas el oscuro fenómeno que desató la muerte de Maradona. Valga el intento:

El sujeto que acaba de morir era un degenerado; un vicioso ostensible, que aglomeró en su conducta todos los pecados capitales. Una contrafigura, un antimodelo, un personaje despreciable. Los filigranas que supo hacer con una pelota no quiso ni supo hacerlas con su vida, a la que llevó, en no pocas ocasiones, al límite mismo del bestialismo. Sus predilecciones hacia la izquierda rabiosa y virulenta, tan ostensibles cuanto básicas, completaron el cuadro de una degradación que parecía no hallar fondo.

La deificación que se le tributó en vida –y que él fomentó como parte de su inmoralidad- hasta la actual apoteósis insensatamente organizada por el gobierno alrededor de su cadáver, muestran como pocas veces en la historia la inmensa y avasallante corrupción que envuelve al poder político, y la penosísima estupidización de las masas, incapaz el uno como las otras, de admirar a los verdaderos arquetipos, pero siempre prontos a glorificar a los canallas.

La reacción oficial de la Iglesia, desde el obsceno Bergoglio hacia abajo, pasando por Poli, Tucho, capellanes futboleros et caterva, fue la previsible en estos tiempos de felonías múltiples e idolatrías formales: se sumó a la oclocracia imperante y desbordada, laudando al finado cual si estuviera ante los funerales de Héctor o el tránsito de un Padre del Yermo. Frases estamparon los encumbrados pretes en estas horas aciagas, que escandalizan y ofenden la vida y la memoria de los hombres de bien. El precitado Tucho, verbigracia, –que al fin de cuentas también se llama Fernández- osó decir que Maradona “nunca perdió la fe popular de los sencillos”. El besólogo episcopal debería saber que el occiso era la cabeza de una “Iglesia Maradoniana”, fundada en Rosario el 30 de octubre de 1998,en nombre de cuyos principios blasfemos pidió ser embalsamado y exhibido. No habrá sido la Pachamama, pero de haberse cumplido con su voluntad póstuma, no habría faltado quien lo llevara después hasta los mismos jardines del Vaticano.

Se repite por todas partes que “al Diego” le debemos felicidad los argentinos todos; que no ha sido sino un surtidor de dichas, gozos y alegrías colectivas. Y el mismísimo Alberto, tras declarar tres días de duelo nacional y ordenar su velatorio en la Casa de Gobierno, usando el mismo argumento de la felicidad emanada por doquier, se preguntó retóricamente: “con qué autoridad moral puede alguien decirle algo?”.

La respuesta es muy simple: con la autoridad moral que no tiene el que se formula el interrogante. Con la autoridad moral que sí tienen, en cambio, los simples hombres buenos, que a diferencia del orgulloso papi de “Dyhzy”, no son aborteros, ladrones, mentirosos, verdugos de la nación, hermafroditas o mafiosos.

Mala señal para un pueblo cuando su máximo dador de felicidad es precisamente alguien que ha sido la antítesis de las dos condiciones que señalan los maestros clásicos para ser genuinamente feliz: vivir virtuosamente y contemplar lo que rectamente se ama.

Como paradójico saldo positivo del circo tanático orquestado por el Gobierno, quedan varias evidencias. La mentira infame de la cuarentena; el mito del distanciamiento social, la cruel insensatez de embarbijar a la población y la aberración de la llamada neonormalidad. De la noche a la mañana, en cuestión de minutos, todo este andamiaje homicida y tiránico montado por el Gobierno, en consonancia con el Nuevo Orden Mundial al que sirve, se vino completamente abajo. Las multitudes recuperaron por arte de magia la paleonormalidad habitual, ordinaria, común y corriente. Dieron la vuelta al mundo las fotos de esos morochos rubicundos en cuero, “ferné” o “birra” en ristre, amontonados, atiborrados y hacinados; llorando, gritando y mucho más, los unos encima de los otros.

De ahora en más, el ciudadano que siga creyendo en que nos han estado cuidando la salud, a costa de nuestra libertad genuina y de nuestra dignidad creatural, o es un estulto o es un cómplice de la “plandemia”. De ahora en más, lo reiteramos, será tenido por necio o por aliado de la tiranía, el que no advierta que hay muertos de primera y otros de cuarta, que la plata y la fama no tienen protocolos sanitarios que cumplir, y que para los actuales gobernantes se puede prohibir el culto, la educación y la familia, pero se debe permitir el desborde de las hordas futboleras.

Interrogado el asesino Ginés González García acerca del peligro de un contagio masivo ante los desmanes provocados por las tales hordas, respondió con uno de sus flatus vocis: “no se puede ir en contra del pueblo”. Esto es lo que sucede cuando se confía el cuidado de la salud pública a un regenteador de chiqueros, a un repartidor de condones, a un promotor de vacunaciones probadamente dañinas, a un propulsor del filicidio y de la contranatura.

Ha muerto Maradona. Dios sabrá –siempre lo supo, ya lo sabe- lo que tiene que hacer con su alma. A nosotros, más que su previsible muerte, nos duele hasta la sangre, constatar una vez más que, en la patria, hace tiempo ha muerto la Verdad, el Bien y la Belleza.

Ha muerto Maradona. Su muerte, seguida de faraónicos tributos y de libertinajes por doquier, ha sido un insulto para los tantos muertos de estos meses de encierro; apenas dígitos de las estadísticas fraguadas por el oficialismo; apenas bolsas de cenizas; acaso apenas desconsolados agonizantes.

Que a nadie se le ocurra, tras lo visto y vivido, que debemos quedarnos en casa; sin templos, sin escuelas, sin cercanías hogareñas; sin responsos ni festejos ni duelos.

Antonio Caponnetto   

Nacionalismo Católico San Juan Bautista

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(1) La aceptación voluntaria del público en general de las draconianas restricciones impuestas a la movilidad y la libertad de reunión debido al coronavirus fue “predicha” en novelas de ficción y otras creaciones artísticas durante las últimas décadas. ¿Es una cuestión de vida imitando el arte o algo más siniestro?

Life imita art es una frase que a menudo escuchamos cuando ciertos eventos aparentemente se predicen en una pintura, una canción o cualquier cantidad de las disciplinas creativas en las que la gente se involucra. Los libros, en particular, son una fuente generosa de ese saber. A veces, la separación entre la creación de la obra de arte y el evento presagiado es inquietantemente breve, lo que lleva a la especulación de que detrás de su producción había algo más que un simple genio creativo.

Establecer un vínculo demasiado estrecho entre la inspiración de un artista y un evento futuro reflejado en su trabajo es una propuesta arriesgada, pero a veces los eventos representados en la página o en la pantalla son tan paralelos a la vida real que surgen cuestiones de programación predictiva, un concepto que muchos consideran pero la academia descarta como los desvaríos de los "teóricos de la conspiración" en un patrón familiar de desacreditar narrativas que desafían la autoridad.

Alan Watt, el hombre al que se le atribuye haber postulado la noción de programación predictiva, la describe como “una forma sutil de condicionamiento psicológico proporcionado por los medios para familiarizar al público con los cambios sociales planificados que serán implementados por nuestros líderes. Si se llevan a cabo estos cambios, el público ya estará familiarizado con ellos y los aceptará como una progresión natural, lo que reducirá la posible resistencia y conmoción del público".

Aunque despreciada por los aduladores del poder y los guardianes, la programación predictiva no es una idea especialmente descabellada. Cualquiera que haya elaborado una campaña publicitaria sabe que condicionar la opinión pública es el nombre del juego y después de casi un siglo de televisión y un mundo inundado de pantallas que intentan sin descanso influir en el comportamiento del consumidor, la programación predictiva es solo un pequeño paso más allá de eso. 

Netflix y píldora

La mayoría de las personas se sienten incómodas con la idea de "cambios sociales planificados" impuestos desde lo alto por una jerarquía terrenal de poderosos señores, pero tienen poca resistencia a atribuir cambios tan amplios en la sociedad a deidades providenciales o fuerzas invisibles de otro reino.

Nuestra incapacidad para reconocer que somos los creadores de nuestras propias sociedades ha sido fomentada por empresas capitalistas impulsadas por el consumidor controladas por un puñado relativo de plutócratas, que invierten mucho en moldear la imaginación humana al suplantar expresiones auténticas de comunidad y cultura con sus logotipos, lemas. y jingles pegadizos.

Por supuesto, los mecanismos de control social han crecido a pasos agigantados desde la llegada de Internet y el big data, lo que permite niveles sin precedentes de focalización social, hasta sus miembros individuales. Nunca esto ha sido más evidente que en la situación en la que nos encontramos todos en la actualidad durante esta curiosa crisis pandémica, donde las acciones sincronizadas por parte de órganos del establishment, como el gobierno, la prensa y la academia, han impuesto una visión estandarizada de la realidad decretando reglas para la interacción social en una sociedad en gran parte dócil, que aceptó el cambio draconiano sin mucha resistencia.

Muchos recordarán la película de 1995  "Outbreak" (N de la R: producida por los judíos Arnold Kopelson y Gail Katz), que marcó el comienzo de una gran cantidad de producciones de Hollywood y películas internacionales (N de la R conozca  como los judíos controlan Hollywoodcon tramas que giraban en torno a un virus asesino. La mayoría de estas películas tenían grandes presupuestos de marketing que llevaron a cabo intensas campañas publicitarias. La esencia de películas como “Pandemia”, “Contagio”, “28 días después” y decenas más en este género, llegó a millones, sino miles de millones de personas en todo el mundo a través de avances y otros medios de difusión.


¿Vida imitando al arte? Fotograma de la película de 1995 "Outbreak", a la izquierda, y Vladimir Putin vistiendo un estilo Hoffman (N de la R: conozca las raices judías de Putin, masón y "mesías" talmúdico de la sectas judías Illuminati y Jabad-Lubavitch)

En 2019, una serie de Netflix llamada "Explicado" transmitió "La próxima pandemia"; un episodio en el programa de estilo documental que nos advierte sobre una pandemia inminente que presenta nada menos que a Bill Gates como uno de los "expertos" que recorren a los espectadores a través de la configuración deliberadamente aterradora, que comienza con escenarios apocalípticos del fin de la humanidad y la opinión de Gates sobre qué escenario es más probable.

Como era de esperar, el ex director ejecutivo de Microsoft identifica las enfermedades zoonóticas como la principal amenaza para el mundo. Una predicción asombrosa de un hombre sin experiencia real en biología o ciencia, cuyas palabras, sin embargo, han sido ungidas por los medios corporativos como evangelio. Casi todos los puntos destacados en el episodio reflejan nuestra realidad actual y la narrativa sobre su origen.

Los mercados húmedos, los cierres y el papel de la tecnología se examinan de manera predictiva como posibilidades reales justo cuando las noticias del nuevo coronavirus estaban a punto de estallar en la escena mundial. Una coincidencia increíble, por decir lo menos. ¿O hay más en esta historia?

¿Estamos presenciando la vida imitando al arte o se está utilizando el arte para dirigir la vida en una dirección particular, en la que ciertos intereses quieren que la sociedad entre? Un libro publicado hace casi veinticinco años podría tener la respuesta.

Realidad o ficción

El título del libro es “2020” y fue publicado en 1994 por una editorial israelí llamada Keter Press, que literalmente se traduce como “Crown” o “Corona” Press. Un comienzo desfavorable para aquellos que descartan cualquier especulación sobre la programación predictiva.


La novela fue escrita originalmente como un guión cinematográfico en 1987 por una psiquiatra israelí,  hija de uno de los dramaturgos más conocidos del estado judío. Hamutal Shabtai tenía poco más de veinte años cuando aparentemente escribió la historia, que predice el estado del mundo actual como resultado de las medidas contra el virus con una precisión asombrosa y anticipa una sociedad devastada por un virus, que marca el comienzo de una "globalización" y "dictadura sanitaria”.

El libro solo se publicó en hebreo y nunca se tradujo al inglés, pero el tomo de 600 páginas detalla el floreciente estado de vigilancia que se está implementando actualmente bajo la apariencia de Covid-19. El autor describe un mundo donde la sociedad se divide entre una población en riesgo y una población sana, donde las primeras se mantienen en cuarentena.

Tocar a otra persona es fatal y los movimientos de todos son monitoreados de cerca y todos los espacios públicos están equipados con “puertas biométricas”, que usan un sistema codificado por colores muy similar al implementado  en los almacenes de Amazon, que indican quiénes deben ser aislados. La novela también menciona un "tratado de salud" mundial, que determinará las leyes de movilidad social e interacción humana para todos los países. 

Otro autor israelí produjo otra increíble hazaña de aparente clarividencia en un libro publicado hace sólo cinco años titulado “Moratoria”, que describe un virus de murciélagos que sale de Asia y diezma a la humanidad. Independientemente de sus pensamientos sobre la programación predictiva, tal precisión requiere una mirada más profunda.

Una historia extraña

Quizás más interesante que los asombrosos detalles relacionados en la novela “2020”, la historia de la propia editorial revela algunas conexiones extrañas que vale la pena examinar. Keter Press comenzó como un programa del gobierno israelí llamado The Israel Program for Scientific Translations, en 1959 y se dedicó a traducir y publicar manuscritos científicos y técnicos del ruso al inglés para la National Science Foundation en los Estados Unidos, que es la contraparte técnica de los Institutos Nacionales de Salud.

En la década de 1960, la editorial propiedad del gobierno israelí se diversificó en los mercados de habla inglesa con dos compañías subsidiarias hasta que fue vendida en la segunda mitad de la década a una firma de inversión, que a su vez la vendió nuevamente a otra firma de inversión que dio a la editorial su nombre actual. Considerada la editorial "más destacada" de literatura hebrea contemporánea en Israel en la actualidad, así como la enciclopedia Judaica, Keter Publishing Ltd. se fusionó con la otra editorial más grande de Israel después de que fue adquirida por Modan Publishing House en 2016.

En 1987, el mismo año 2020 en que se escribió el guión de una película, Keter se convirtió en una empresa pública. Dos años más tarde, el magnate británico y maestro de espías Robert Maxwell, padre de Ghislaine Maxwell, adquirió el control de la editorial después de que Maxwell Communication Corporation comprara Macmillian, que entonces era propietaria de Keter. La editorial pasó a manos de una empresa de inversiones israelí llamada Arledan después de la muerte de Maxwell en 1991, de la que fue propietario hasta 2016. 

Los vínculos de Robert Maxwell con la inteligencia israelí han sido bien documentados por Whitney Webb para MintPress News en su serie sobre Jeffrey Epstein, quien dirigió una operación de chantaje por tráfico sexual con su hija, Ghislaine. Los vínculos de Maxwell con una editorial con vínculos tan amplios con el gobierno israelí, que estaba proporcionando lo que probablemente eran materiales muy sensibles de científicos rusos a la NSF estadounidense en el apogeo de la Guerra Fría, son suficientes para poner en duda los verdaderos orígenes de la novela " 2020".

Una llamada al arte

La película "They Live" se ve popularmente como una película que "expone" nuestra realidad actual a través de una premisa ficticia que en realidad no es nada nuevo. La lucha por el poder es tan antigua como la humanidad y quienes luchan por ella traman constantemente por mantener su posición sobre el resto de nosotros. En la medida en que proyecta un mundo distópico bajo el pulgar opresivo de una élite monstruosa, “They Live” también entra en la definición de programación predictiva a pesar del viaje del héroe del protagonista, tan omnipresente en el cine estadounidense.

Mientras nos encontramos al borde de un destino incluso peor que el de los cyborgs esqueléticos que se muestran en la película, el despliegue de tecnologías de vigilancia masiva y un establecimiento científico delegado que desea confinarnos en una cama de hospital en nuestros propios hogares es una llamada de atención a artistas y creadores reales que tengan el coraje y la visión para producir arte que no sirvan tan descaradamente a las agendas del poder.

 
Un técnico ocupa un stand en un nuevo laboratorio de coronavirus en el Aeropuerto Internacional Ben-Gurion, cerca de Tel Aviv, Israel, el 9 de noviembre de 2020. Ohad Zwigenberg Pool vía AP

(2) 

Censurar los hechos, materializar la ficción

El mes pasado, el padre del primer ministro británico Boris Johnson (N de la R: sionista de origen judío)  Stanley Johnson, fue sorprendido en público por segunda vez sin máscara. ¿No sabía que hay una pandemia altamente contagiosa, que afecta particularmente a su grupo de edad? ¿No sabe lo que está pasando en el Reino Unido y en todo el mundo?

 ¿O sabe algo que el resto de nosotros ignoramos? Por muy alocado que esto parezca, hemos sabido que fue Stanley Johnson quien escribió la novela de ficción distópica "The Virus", que describe gran parte de lo que estamos experimentando hoy en día. También es autor de World Population and the United Nations: Challenge and Response, un libro de no ficción sobre el tema descrito en su título. En The Virus.

Tanto en la parte narrativa de la novela como en su propia introducción, Stanley Johnson expone la necesidad de un virus a los ojos de una élite insidiosa para frenar el crecimiento de la población. Esta coincidencia con la actual Agenda de Control de Población 201/2030 de las Naciones Unidas y el compromiso del defensor de las vacunas y beneficiario de la OMS, Bill Gates (N de la R: cripto judío asquenazí) de reducir la población mundial (N de la R: ver nota AQUÍ)  es absolutamente desconcertante y plantea interrogantes sobre otras coincidencias que se han producido desde entonces. Esto incluye, por supuesto, la misma posición que Boris Johnson ocupa actualmente en la gestión real del virus en Gran Bretaña.

¿Pero se trata sólo de una coincidencia o no? Esta cuestión ha sido objeto de un animado debate, en el que una de las partes argumenta que no es casualidad que los medios de comunicación social censuren tanto y prohíban efectivamente a la gente dar su opinión y la otra parte, es la única voz que se oye y se ve en los medios sociales y tradicionales.

El hecho que éste sea el único asunto que se censura parece dar crédito a los que se censuran, como es a menudo la consecuencia involuntaria de la censura, y quizás la última esperanza del hombre.

Es un ejemplo asombroso de la vida imitando al arte, y ahora que el público es cada vez más consciente de la relación entre las vacunas y la infertilidad (N de la R: ver informes AQUÍ, AQUÍ y QUÍllegamos al preludio de la película “Children of Men” "Los Hijos de los hombres". (N de la R: producida por el judío Mark Abraham, basada en la novela homónima de la escritora británica cripto judía, Phyllis Dorothy James)

La película "Los Hijos del Hombre" describe un mundo sumido en el caos global, la guerra, el conflicto, las batallas abiertas en las calles entre miembros de las fuerzas cuasi gubernamentales y varios cultos radicales y religiosos, un empuje militar yihadista en las calles de París, una junta paramilitar, los efectos de la migración masiva, las cárceles abiertas y cosas peores. Esta situación se ha extendido por la mayor parte de Europa y probablemente por todo el mundo. Este colapso parece haber sido el producto de una pandemia global de infertilidad de fuente desconocida. En una película de 2008, cualquiera que la viera hoy reconocería instantáneamente las escenas como una aproximación a las imágenes de la vida real que se ven en las noticias mundiales de 2020.

Si se añade a esto "El virus" de Johnson, uno se pregunta cómo un tal resultado podría manifestarse en una realidad donde la vida imita al arte: el virus o la vacuna creada para curarlo se presta en realidad a la infertilidad.

No es difícil hacer tal suposición, porque, día tras día, vemos que esta distopía se convierte en nuestra realidad diaria. Se ha convertido en una cuestión de hecho más que de ficción.

(3)                La Valla


Otra de las producciones que implementan la ingeniería social, para infundir el terror y la monstruosidad a la población, es la serie relativamente nueva llamada “La Valla”, estrenada en España en enero de este año, creada y guionada por el judío sefardí Daniel Arturo Écija Bernal (además de su portación de rostro judío, el apellido Écija es un toponímico es decir de lugar, región geográfica y Bernal, es característico de los judíos de Francia y Portugal), con la participación especial de la actriz  argentina de origen judío Eleonora Wexler. Se sitúa en España del 2045, luego de una guerra mundial (el ingrediente necesario que van a provocar para imponer el control total y definitivo), un mundo asolado por pandemias, que se ha quedado sin “recursos naturales”, el Estado ha restringido los servicios de luz y gas y un gobierno dictatorial, en este caso, los “nazis” malos, con uniformes y esvásticas disimuladas (una inversión de la carga de la prueba, al igual que la serie de los ´80 “V Invasión Extraterrestre”, producida por el Director de cine criptojudío Kenneth Johnson, o su remake “Los Visitantes”, cuyo emblema principal es la V de la "victoria", símbolo de la Kabbalah judía), toman el poder,  reprimen las libertades civiles y arrebatan los hijos de las familias que “no tengan trabajo para reclutarlos en centros secretos de confinamiento y utilizarlos como conejillos de indias para una “nueva vacuna que cure el “coronavirus” y a medida que la vida en las zonas rurales se vuelve cada vez más imposible, Madrid se divide en dos regiones; los privilegiados y “los otros”, estos últimos, vigilados con cientos de drones.  Dice la reseña: “la única forma de pasar de una zona a otra es cruzar la valla que los separa, siempre que se cuente con la autorización reglamentaria necesaria”. Se la puede ver en este enlace . Cualquier parecido con la realidad NO es “pura coincidencia”.

(1) Publicado por Raúl Diego, redactor de MintPress News, fotoperiodista independiente, investigador, escritor y realizador de documentales, bajo el título original: "Programación predictiva Los editores israelíes han estado escribiendo sobre una pandemia similar a COVID durante años".

(2) Extraído de: "El gran reinicio distópico y la lucha: reducción de la población y esperanza para los hijos de los hombres", por Joaquín Flores, publicado originalmente Strategic Culture Foundation. Visto en Verdad y Paciencia.

(3) De nuestra redacción

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